jueves, 8 de abril de 2010
¿Por que?
Porque no sé, es simple.
Porque trato de evitar escribir "tu" con acento.
Porque me gusta el gore, los zombies, la sangre todo mesclado con risas y cerveza.
Porque me asusta lo que me asusta.
Porque escucho lo que escucho.
Porque ayer me porté la raja cuando no debería haberlo hecho, pero haberlo hecho me hace yo mismo.
Porque hoy dejé de estar porque tenía que estar en otro lugar.
Porque quiero, y nadie me puede decir lo contrario.
Autodestructivo, real, obseno, opositor por naturaleza, sin razones para cambiar mis defectos ni para trabajar más en mis cualidades.
Sin razón aparente. Pido poco y puedo darlo todo.
Porque quizás he juzgado apresurado y por suerte terminó siendo lo que dictaminé.
Porque por suerte pasó eso y la vida me ha hecho feliz en tan poco tiempo que me asusta que me pueda arrebatar todo.
Aunque a estas alturas, ya no importa. Lo disfruté cada segundo si se acabase mañana.
Lo vivido nadie me lo quita. Yo soy lo que soy y por eso quiero lo que quiero.
Porque tengo un odio malsano a la religión.
Porque soy enojón y me gustan las bromas de mal gusto.
Porque quiero hacer lo que nunca hice.
Porque quiero.
Porque yo soy yo.
Y nadie nunca me lo negará.
Camino. Viajo. Espero
La calle estaba sola y helada, lo único que rebotaba eran los golpes de mi amigo en los vidrios, edificios o tubos.
Dimos unas vueltas por la cuidad, las putas ya habían empezado a salir, orinando frente a un supermercado y diciendonos en tono de broma que no miraramos. Fue un chiste ciertamente sin gracia.
Al fin tomamos un colectivo dirección mi hogar. Y ahi empezó.
Un demente gritaba cosas desde un lugar que nunca pude averiguar.
Los carabineros buscaban a alguien en especial, la calle se torcía, pensaba en ver una sombra y bajarme del vehiculo, aunque no tuviera más dinero para subir a mi casa y me condenara a dormir en la calle solo por verla.
No era el punto.
La calle se movía, el conductor preguntaba idioteces a un tipo, las sombras atacaban las ruedas del colectivo, mi amigo que estaba junto a mi estaba durmiendo sin saber de los peligros imaginarios que salían como sierras eléctricas de mis oidos.
Los árboles nos lanzaban hojas que simulaban granadas y los perros eran jaurías en una noche infinita.
Un búho me miró y me hizo despertar cuando estabamos a punto de bajarnos.
Escuché los plomos de nostalgia ajena como balas.
Sentí su miedo y su rabia.
Yo sentí compasión y una risa conocedora de lo que el pasaba.
Lo abrazé y acosté en un sillón, esperando que no amaneciera vomitado.
Quería dormir, abrí mi cama, desperté y escribí sin sentido de orientación.
Me gusta.
Dimos unas vueltas por la cuidad, las putas ya habían empezado a salir, orinando frente a un supermercado y diciendonos en tono de broma que no miraramos. Fue un chiste ciertamente sin gracia.
Al fin tomamos un colectivo dirección mi hogar. Y ahi empezó.
Un demente gritaba cosas desde un lugar que nunca pude averiguar.
Los carabineros buscaban a alguien en especial, la calle se torcía, pensaba en ver una sombra y bajarme del vehiculo, aunque no tuviera más dinero para subir a mi casa y me condenara a dormir en la calle solo por verla.
No era el punto.
La calle se movía, el conductor preguntaba idioteces a un tipo, las sombras atacaban las ruedas del colectivo, mi amigo que estaba junto a mi estaba durmiendo sin saber de los peligros imaginarios que salían como sierras eléctricas de mis oidos.
Los árboles nos lanzaban hojas que simulaban granadas y los perros eran jaurías en una noche infinita.
Un búho me miró y me hizo despertar cuando estabamos a punto de bajarnos.
Escuché los plomos de nostalgia ajena como balas.
Sentí su miedo y su rabia.
Yo sentí compasión y una risa conocedora de lo que el pasaba.
Lo abrazé y acosté en un sillón, esperando que no amaneciera vomitado.
Quería dormir, abrí mi cama, desperté y escribí sin sentido de orientación.
Me gusta.
lunes, 5 de abril de 2010
sábado, 3 de abril de 2010
Muerde, perro.
Miedo.
Miedo a no despertar más, soñar con vivir, pero morir en sueños que nunca llegarán a climax.
A ahogarme, a despertar un día con una botella, en mi departamento de soltero, con resaca, ventanas grandes, barba de días y con un frio perpetuo en los pies descalzos.
Miedo a despertar con frío, resfriado en un día grande, muy importante, y no poder rendir en ese día por la enfermedad.
Miedo a depender de los demás como la ciega, una invidente que solo sabe molestar a todos para que hagan sus tareas caseras por ella. es una carga, una lata y no precisamente para mi, por eso me repugna tanto quizás.
Miedo a que me reten, a no poder terminar una historia interesante o una conversa que definiría la vida que llevo.
Miedo a aguantar este año, a no llevar una decisión determinante en mi vida.
Miedo a dormir con sábanas otra vez.
Miedo a enamorarme, y a no hacerlo, o hacerlo y no ser bueno en ello.
Miedo a ser lento, a desquitarme con cosas inertes y a no hacerlo. miedo de romper algo ajeno y tener que pagarlo.
Miedo a morir atropellado y miedo a no hacerlo si debo elegir entre morir ahogado o atropellado.
Miedo a estar solo.
Miedo a que me olviden, o que me recuerden solo por chistes o por cosas malas.
Miedo a ser una carga.
Miedo al hambre.
Miedo a perderlo todo, miedo a encerrarme en mi mismo, miedo a que alguien lea esto y crea que vio lo mismo en otro blog, y que yo le haya copiado todo al dueño de ese blog.
Miedo a perder y miedo a ganar y no seguir siendo lo que soy en el fondo.
Miedo a que los cristianos dominen en mundo con fuego y espadas, y que su Dios reviva a los caídos, miedo a que las Valkyrias nunca me lleven.
Miedo a querer más de lo que pueda dar.
Miedo a que me conozcan, es ridículo, lo sé, pero el dominio total crea locura y aburrimiento.
Miedo a que corran de mi.
Miedo a no tener a nadie con quien compartir un asado en nombre de mi primer hijo.
Miedo a que mi miedo me aleje de las personas, de las especiales para mi, el resto se puede matar.
Miedo a que no me quieran por lo que soy, y miedo a que lo hagan y terminen sufriendo.
Miedo a tener otro miedo.
Miedo al miedo.
Miedo a seguir temiendo.
El miedo es mi enemigo.
martes, 30 de marzo de 2010
Botella rota al fin.
No sabe porque, solo compró una botella de whisky, pidió una bolsa de papel marrón en la cual envolvió el licor.
Compró cigarros en otro local, a pesar de que donde compró el whisky también vendían. Dio la gracias, se puso su sombrero, ocultó la botella en su chaqueta y se paró frente a la línea del metro en la que tenía que bajarse cada día para ir a su trabajo y lanzó su maletín con papeles a las vías mientras pasaba el tren. No lo necesitaba donde iría pronto.
Hizo un gesto de despedida y caminó, a la playa, mientras notó que caían unas cuantas gotas de gran peso del cielo.
Se metió en una calle que siempre vió cuando se dirigía a hacer diariamente lo que no quería, pero si tenía que hacer.
Se sentó en unas rocas, prendió un cigarrillo aunque las gotas que continuaban cayendo casi lo apagan.
Se relajó, miró al cielo y pensó en su próximo movimiento de vida.
Sacó la botella, le dió un par de sorbos y exhaló fuertemente.
Se rió y pensó en su vida, y si renunciar a su trabajo, a su único sustento y lo único que sabía hacer fue una buena decisión.
Bebió en silencio la mitad de la botella, se paró y caminó a una plaza cercana en la que habían varios viejos alcoholicos que suelen extraer muecas de pena y rechazo del resto de las personas.
Pasó cerca de un viejo que olía a alcohol, pero no evitaba que se notara que temblaba por el frío.
No llovería, se dijo a sí mismo, según lo que su abuelo le había enseñado, pero era un hecho el frío sería capaz de matar en cuanto el sol cayera y la hora más oscura se aproximara.
Se acercó al viejo, se sacó el abrigo y lo miró un momento. Despertó al anciano, le dio su abrigo y su media botella de licor, más no los cigarrillos.
Pensó en el costo de su abrigo, y se alejó sin mirar, ni querer pensar en lo que sentía el anciano luego del regalo.
Le dió su sombrero a un jovencito que parecía asustando, diciendolo que lo vendiera y comiera un pan con algo y luego se fuera a su casa.
Pensó solo en que los abrigos caros, los maletines y los sombreros no lo podían hacer feliz, no era una posibilidad en cien.
Pensó en hacer algo que lo llenara en felicidad de hacer lo que le gusta y no lo que tiene que hacer.
Pensó en sus cigarrillos, la sonrisa que lo esperaba en casa y en la mejor decisión de su vida.
No necesitaba abrigos caros, ni sombreros, ni maletines, ni ser mirado como un ser "bueno" o "respetable" por estar vestido de terno. No los necesitaba donde iba ahora.
Ahora iba a ser feliz.
sábado, 13 de febrero de 2010
Toreo = Tortura
Trozos de metal, que recuerdan.
Piedras que buscan tropezar.
El filo sabía que cortar, conocía las venas enemigas por las que se tenia que deslizar.
Y como el toro que desangrado murió, se selló el deseo de ayudar a aquel debil, por número de ojos, que disfrutaban ver la sangre del inocente y no del impío caer al piso.
¿Quien es el salvaje? ¿quien es la puta bestia culia?
¿El que muere sin razón?
¿O el que mata por manchar de sangre miles de ojos, que buscan un pañuelo blanco entre sus bolsillos?
Ven sufrir y sangrar al animal y gritan ovacionando al maldito
Lloran cuando el asesino es golpeado por las astas justicieras que solo de defienden del maltratador.
Algun día, el hombre ya no estará más, y en el limbo, solo nos podremos lamentar todo el dolor y muerte que causamos sin necesidad.
El que anda en cuatro patas no miente ni ataca por la espalda, es fiel, solo de defiende a si mismo y los suyos, mata solo para vivir y estuvieron antes que nosotros pisando la tierra, y solo la ayudaron a crecer más.
El que en en dos patas anda, solo en cuatrocientos años o menos, destruyó y sodomizó todo, tras un manto color amarillo, rojo y mora, para clavar espadas en la tierra y violarla una y otra vez.
Y es aplaudido, el mismo hecho a menor escala en una lucha de toro con torero?
¿Quien chucha es el animal?
domingo, 7 de febrero de 2010
Power(TRIP)
Así como pasa el tiempo pasa el dejar de ser, el ser y el dejar...
Debo dejar mi cuidad natal, de la cual cuando estoy lejos por un par de días, ya extraño.
Ahora me voy, un tiempo.
Solo lo tomaré para conocer, ser y dejar.
Extrañar de verdad...
Y para escribir de otras cosas, lugares, sentimientos.
Un paso en un viaje para aprender al fin, a ser persona.
Creo que esa es mi meta en la vida, aunque no se entienda lo que realemente significa para mi.
...mi meta, porque nadie más nunca lo entenderá.
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