lunes, 27 de diciembre de 2010

Y yo jamás me había enamorado antes.
Y jamás hice el amor antes.
Y jamás supe lo que era disfrutar de dormir en una tarde.
Hasta que lo hice contigo.
Así como nunca comí ni un poco de verduras, ni hice cosas de Marketing, ni caminé con flores en la calle.
Hasta que te te dije que te amo.
Y tampoco había crecido tanto en un año, ni había tenido tantos problemas ni peleas familiares en un año.
Ni creí que me teñiría la barba, ni que me haría la moica, ni que me haría el septum, ni que volvería a mi peso normal luego de estar en esa empresa.
Ni creí jamás que me pudieran regalonear tanto.
Y estoy feliz por todo esto.
Estoy feliz de haber estado para ti cada día que lo necesitaste y que tu estuvieras para mi cada día que lo necesité.
Y de que eres la única que puede saber cuando estoy mal o con algo raro, incluso por msn.
Y de que eres la única que me ha dicho las cosas tal como son, siempre
Y de que eres la única que manda en mi corazón.
Que eres la única razón que hace que me levante feliz en la mañana.
De que seas tú y solo tú el amor de mi vida.
Que me haga ver mis errores y que me muestre que no son tan fatalistas ni tan absolutorios como yo creo.
Que es mi amiga, mi mujer y todo aquello que te digo siempre.
Que eres mi vida.
Que yo te digo que jamás te va a faltar un beso ni un "te veí bonita" porque siempre lo haces, quieras o no, siempre eres la mujer más linda para mi, siempre.
Y para terminar, te quiero decir por acá que yo, de corazón... yo no dudo de corazón.
Sé tanto como que a tí y solo a ti, te pertenece mi corazón, que tu corazón me pertecenece a mi.
Y que me amas.
Tú me amas infinitamente.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Este año...



Aprendí que soy un hombre de muchas posibilidades.
Viví muchas cosas.
Supe lo que era ganarme la plata con el sudor de la frente.
Aprendí que si uno realmente quiere algo, debe llegar a las últimas consecuencias por eso.
Aprendí que la vida no es tan fatalista como me la pinto a veces.
Aprendí el significado de amar con toda el alma a una mujer.
Aprendí lo que significan muchas cosas.
Algo que nunca hice antes, lo hice. Y a quien se lo dí, fue y es lo mejor.
Aprendí que debo superar lo que soy, lo que tengo.
Que ya no soy quien fui.
Ni mis actitudes son lo que fueron.
Aprendí la calma, aprendí a caminar con flores en la calle.
Tanto de mí.
Tanto de tí.
De nosotros.
De la vida, de la proyección, de el apoyo, de soñar lo mismo viendo las películas de Pixar y de vivir viendo la de Pink Floyd.
La de dedicarme a ti.
Y de amarte y valorarte como lo que eres.
Como la mejor mujer del mundo.

De tratarme como lo que soy.

Una posiblidad andante, no así una aleatoriedad con patas.

Y puedo, al fin decir:

No más muros para mí.







Gracias.

jueves, 16 de diciembre de 2010

FPPL.


Muchas veces uno es atacado por un ejército fantasma con total patudez en tu propia cabeza, irrumpiendo con total brutalidad, con estandartes de tus defectos, escudos con forma de tus miedos y gritos de guerra con el nombre de tus inseguridades; que quieren ser las más ocultas pero que terminan siempre siendo las más reconocibles.
Le da palizas a tu realidad, toma como esclavos de guerra a quienes te quieren ver bien. Te mandan cartas hechas con recortes de periódicos amenzando con que si no alejas a quienes te quieren de ti, sufrirán la pena de tener un ser ardiendo en una mutilación de autoestima total y absoluta.
"Weon, déjame solo..." dura lanza con la que detienes los acercamientos de los otros.
Impenetrable torre de autoflagelación, un intento desesperado de no hacer sufrir a nadie que estimas, quieres o amas por la forma en que eres.
Y si nos hemos sentido así... oh, si que lo hemos hecho.
Cualidades aleatorias pero con el mismo resultado nos conviertió en frentistas de una guerra que nadie se interesó en reportear.
Decimos lo que sentimos y lo que deseamos, por impuro que puede sonar, que puede saber, por la repulsiva presencia de mentes que no son normales.
Mentes que se alimentan del dolor para poder ser. Ser algo, diferente al resto.
Nos encanta no ser como tú. Al menos ahora podemos festejar eso en una cena con tripas, sangre y moretones de nuestra joven piel; cosa que antes jamás hubieramos pensado en ideas suicidas y muestras de arrepentimiento de haber nacido y haber ensuciado el mundo.
Ahora vemos bien el hecho que no nos cagamos al mundo. El mundo ya estaba perdido antes de nosotros, solo venimos a terminar el trabajo, no haciendo algo, haciendo nada. Somos una mancha en este mundo, pero el mundo ya estaba tan tapizado de mierda que apenas si nos vemos. Una mancha a tu moral cristiana, a tu moral social a tu moral y a tu pensamiento de como debemos ser y como no.

Lanzamos granadas con lo que nadie quiere leer, con lo que todos pagarían por olvidar.
Hacernos una película es poco; ya vivimos en un mundo creado por otros y tratamos de salir a flote de alguna manera, unos como buenos y otros como malos, claro... nos clavan a un madero asegurando nuestra maldad perenne... y no los culpamos, nunca los dejamos conocernos.
Somos guerrilleros de una pandilla ciega en una jungla de Brazil, somos monjes que nos sentamos a esperar para llegar a una iluminación con un cigarro, un pito y una chela en el pasto.
De una manera más simple de compasión venimos; a gritarte que el mundo está perdido, saca tu botella y celebremos.
Cuchillos, espadas, granadas, escupos, todo vale.
Nos escondemos entre el follaje de unos audífonos para disparar a discreción a un ser con un signo de peso, de política, de religión, de formatos y patrañas violadoras de oidos de niños.

Somos la respuesta para la pregunta que nadie hizo; no tenemos sentido ni propósito.

Saltamos por la cuidad como monos, rayamos las calles, tatuamos en nuestro cuerpo el mensaje de la resolución de no querer vivir la vida como espectadores de las experiencias de nuestros padres.

Porque somos frentistas de un país sin poemas, pero si de muchos puños  que gritan al ritmo de una música que nadie más que unas letras sin dueño quieren escuchar.