jueves, 24 de junio de 2010

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Hace frío afuera...
Como si no lo supiera, vengo de allá, me senté, comí algo, y ahora escucho música vikinga.

Hoy quería mandar todo a la cresta, trabajo culiao, no paraba de tatarear para mis adentros "cuz' I hate my job, I really hate my fuckin' job" pero no lo hice. Antes, no sé, lo hubiera hecho. Ya sabía como.
Ir  a la oficina sórdida, buscar con quien hablar y inventar algo, cualquier cosa o decir derechamente, que no es para mi esa pega. Tomado mis cosas, entregar las llaves, adiós, pase a fin de mes a buscar su platita. Hasta nunca. Llegado  a la casa, explicar, volver a ver las caras de desilución de mis padres, escuchar que está bien, es mi decision después de todo. Ya los he decepcionado bastante como para que importe hacerlo una vez más.

Pero no lo hice.

Ahora tengo porque luchar, o más bien, siempre lo tuve, pero ahora hay un motivo que puedo ver tan grande como un iceberg sin sumergirse.

Es hora que le devuelva la mano a la vida, es hora de esforzarme, de sacarme la cresta, ir por el todo o nada.

Despues de todo, es como el iceberg dijo: " para que el tiempo no pase erráticamente, no hay que cerrar los ojos nunca"

Gracias, Iceberg de pies pequeños, por estos días tan...

Tan tú.

sábado, 19 de junio de 2010

Nuestra Primera Estrella de la Noche.



El teclado me da vueltas, vomita verde.
Se ve poco y brilloso, en movimiento mareado.
Yo creí que Valpo no tenia más sorpresas para mi, y me equivoqué rotundamente.
LLegaste antes que yo, morada, pequeñita, linda, preciosa, hermosa, las palabras me quedan cortas y no me sirven.
Pero creo se entiende la idea.

Ahora mismo no puedo ver mucho, no puedo escribir mucho, 48 horas sin sueño, casi 24 sin alimento, con la mente de color verde y la boca amarilla burbujeante.

Pero fui recompensado con tus fotos, las calles sucias de Valpo, tus ojitos mirando la inmensidad del Puerto, tu mente en el arte, me hablabas de detalles, de formas, de lo que te gusta. No te diste cuenta y yo te miraba sin parar, no podia, no queria. Te dije que me encanta verte en tu volá, verte tan segura de lo que sabes y de lo que quieres, hablar con encanto sin pensar demaciado y sin embargo solo dar las soluciones perfectas a todo.
Fue el mejor día que podría haber pedido.

De mi, no hay mucho que decir.

Yo no tengo demaciado, solo tengo algo para ofrecerte: esta avalancha de cosas que siento por ti.

Recuerdame pedirte una foto para esto.

viernes, 11 de junio de 2010

Sun.Sleeve.


Sentía el humo de las alcantarillas, no creí que fuera tan fuerte como para hacerme perder el ritmo de respiración.
Caminé, saqué un cigarro, pregunté en una tienda el valor de algo que no iba a necesitar y me fui.

Miré a todos lados, recuerdos, buenos y malos, pasos, leones de piedra, nadie en las calles, sombras atrasadas. Verguenza.
Nací el 68', época olvidada, abandonado al amor absoluto que mi mente no recuerda más que bidones de gasolina vacíos, respiros de aire en septiembre, humo eterno que jamás llegó, no lo aprecié, no lo quise lo suficiente, pero lo quise sin correr, sin saltar de un segundo piso por él.

Juguetes y culpa por los pecados de otros eran mis juegos favoritos, pasto, tierra, cómase la comida, hijo.

Vive bajo un puente pensando en lo que podría haber sido, se comporta como imbécil porque no sabe quien es en realidad, te patearé el hocico si me preguntas algo sobre mí. más no podía hacer. Nunca aprendí a hablar.

Árboles de navidad, ilusiones, lágrimas ajenas, chuchillos de pelar y picar cilantro en mis manos, manos que me sujetabam sentían el monstruo venir, cobrar sus recompensas. alma y sanidad mental.

Voces me devoran y luces me ciegan. Nadie está en mi contra, el camino es mio, tómalo.

Creí mil cosas que estarían bien pero no lo estaban, películas en un proyector, miles de invitados al aire libre donde debían hacer treinta.

Viejas culias y sus voces, de sus esfuerzos por crear un fracaso en forma de sus hijos, son fracasados ahora, deben estar felices, orgullosos.
El futuro me mostró todo.
Dos noches en vela y no recuerdo nada, ni el significado de mi nombre, El Mio Cid. Nunca lo leí.
Ahí debí estar, con los egipcios, mi lengua sería cortada y dada a las alimañas del desierto.
Doncella de hierro me esperó y atrapó. Los años le hicieron agujeros por los cuales pude sacar mis brazos y piernas. camino ahora, en dolor.
Estuve peor, nubes, un ser blanco, dos niños y un hoyo negro. Desperté cien veces en ese sueño, llorando a veces.
Pero ya no lloro, menos humano despierto cada día, más rama seca. Me gusta el viento de primavera y el polvo que abraza con cariño en verano.
Tambien me gustan tus pies, pequeñitos pisando hojas color café. No sabía lo que era felicidad hasta que lo ví, pero no lo aprecié.
Ahora no se. Los cubiertos llevan días ahi y las revistas arden en amigos de playa.
Quieren mi bandera blanca, me la tendrán que robar. 24 horas, 24 semanas, 22 años y un día.
Tal vez mi opinión valga la pena esta vez.
Porque tú sabes que yo sé.

viernes, 4 de junio de 2010

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Las 3 de mañana, madrugada del jueves, la hora del pico.
Trabajé duro, comí algo y no tengo sueño.
Tengo ganas de un sabor.
Como pintura y escupo un stencil, como frases y lanzo todo mi ser.


Escupo, salto, corro, doy vueltas, juego, lloro, deseo.

Quisiera menos que eso y es más para mi.
Noche larga, fria, nublada.

Tengo frío.
Entra a patadas a mi pieza y abrigame.

Escupamos, saltemos, demos vueltas, juguemos, lloremos, no, no lloremos, riamos.

Deseémosnos.