domingo, 27 de noviembre de 2011

Escarcha cayendo.

Se derrite el hielo. Tengo escarcha en las manos y en la nariz. Me cuesta abrir los ojos y me tiemblan los labios. Meses congelado. Meses invernando, tanto que ya casi termina la primavera. Tengo hambre y ganas de moverme, sin embargo mis venas aún están azules y flojas, restregándose los ojos y mirando mi piel morena que es su cielo azul.

Me paro al fin y escribo, luego de hace mucho. Escribo y beso a mi madre, hablo con mi padre para tomar mi mochila y la mano de mi mujer. Ahora tenemos que estar más fuertes que nunca, más frescos que nunca.

Me espera el viento de Playa Ancha, me espera el ver viejos amigos y a los nuevos conocidos. Me toca limpiarme la piel en sudor y volar por los aires para aterrizar en el concreto y aún tener la espalda funcional.

Debo pararme cada día con más fuerza, más poder más energía, más conocimiento, más plantado en la tierra y más relajado para esquivar las cortaplumas y las malas intenciones.

Más calacas, más tribales, más respeto por mí y por los demás. Mucho más amor por mi familia, por mi mujer, por aquellos amigos que ya nunca veo y los que veo siempre que no quiero hacer algo.

Ya pasarán estos días con cara de agenda; pero mientras estén acá los aprovecharé lo más posible. No dejaré ir otro año sin que me dé lo que quiero. No otra vez.

Que los tigres de la mente sean testigos, que tu mano dibuje sobre mi piel la escena que ves en mis ojos cada día.

Que pase el tiempo y mire hacia abajo y jamás olvide que aquello seco y fétido solía ser yo, para jamás volver a ser así, más, sin condenar esa forma y que sea un peldaño móvil a mis pies toda la vida.


1 comentario:

DreamerDeceiver dijo...

No tienes idea cuanto echaba de menos leer la sed de tu ser.

Te amo (: